El valle de O Rosal y algunas zonas de la comarca de Tomiño son el hogar desde hace décadas del mirabel, una pequeña fruta, redonda, ligeramente asimétrica, de color amarillo dorado con pintas rojizas. Su piel es fina, comestible y de aspecto ceroso, que desprende un toque ligeramente ácido. Sin embargo su pulpa es carnosa, con un tamaño similar a una cereza pero con un sabor más cercano al del melocotón o albaricoque, de un sabor dulce, suave, aromática y sabrosa… Todo ello hacen del mirabel el fruto dorado del Baixo Miño.
Los mirabeles, llamados también mirabeleiros en O Rosal, son unas plantas arbóreas variedad del género Prunus, es decir, del ciruelo. Esta fruta destaca por sus amplías cualidades nutritivas. Disponen de mucha fibra y antioxidantes. Además contienen vitamina C, vitamina E, diferentes minerales como el potasio, calcio, magnesio y fósforo y con un alto contenido de agua y bajo aporte calórico.
Las primeras plantas de mirabel llegaron a Galicia en 1935 de la mano del Soriano José Sánchez García, maestro de la escuela de Fornelos, desgraciadamente, hoy en ruinas y alcalde de O Rosal. Existen varias teorías sobre este hecho, según las primeras versiones la planta fue traída por él mismo directamente, según otras versiones fue a través de un amigo que recaló en Galicia y que le regaló un plantón de la misma. Este visionario también fundó, dos años más tarde, la primera fábrica de conservas vegetales de Galicia, bajo el nombre de «A Rosaleira», empresa en activo que en la actualidad pertenece a las Bodegas Terras Gauda y que comercializa este producto en conserva.
El mirabel se extendió rápidamente por el valle de O Rosal, cultivado fundamental para el consumo doméstico o para su transformación en conserva. Durante décadas, los mirabeles se presentaban en el mercado fundamentalmente en forma de frutas frescas o en almíbar.
Sin embargo el mirabel sigue siendo un gran desconocido en España incluso dentro de tierras gallegas. Esto se debe a su delicadeza y a su carácter estacional. Un capricho de la natureza del que solo se puede gozar unas semanas al año, entre el 15 de julio y el 10 de agosto, recoléctandose del árbol en plena madurez y muchas veces sin ninguna manipulación posterior. Además esta misma producción varía mucho según la climatología de cada año lo que puebe provocar escasez para su venta directa.
El mirabel es una exquisitez gastronómica difícil de encontrar fuera de Galicia debido a su escasa durabilidad y su profundo desconocimiento. Actualmente apróximadamente el ochenta porciento de la producción de Mirabel se destina a la venta en fresco. Sin embargo se comercializa desde hace años en distintas elaboraciones gastrónomicas: licores, ginebras, cervezas rubias o tostadas, snacks saludables, dulces y pasteles, mermeladas de mirabel y mirabel en almíbar son los distintos formatos en los que se puede encontrar.
Entre las distintas empresas de la zona podemos destacar la producción ecológica de la Marca Alén do Val, bajo la denominación Mirabel Do Rosal, perteneciente a Salvador Martínez y José Manuel Dominguez que realizán su comercialización en fresco o en distintos derivados en mermeladas, almíbar, snacks o en cerveza. Y el Pazo de Valdomiño de Goián, una destilería fundada en el año 1996 por Miguel Oliveira, responsable de la Ginebra Gallega «Ginabelle», que fusiona el fruto del mirabel, con albariño, enebro y otros botánicos como el cilantro, la regaliz, el limón y la flor de toxo. Tanto los mirabeles como la uva albariño empleada en esta elaboración proceden de sus propias plantaciones.
A través de los años su cultivo se ha extendido por los municipios limítrofes, como el de Salvaterra de Miño y As Neves, a través de cultivos particulares. En la provincia de Orense, en las comarcas de O Ribeiro y Monterre, se está comenzando a producir esta fruta, aunque su comercialización está enfocada básicamente a su procesado en conserva. En el resto de España se tiene constancia de la existencia de mirabeles también en Castilla y Aragón, donde reciben el nombre de Cascabeles o Cascabelillos.
Salvador Martínez Valladares, administrador de la cooperativa Alén do Val, nos explica cómo ha sido iniciar el proyecto de dar a conocer un producto como el mirabel do Rosal.
¿Cuáles fueron los inicios de la actividad de Alén do Val?
Los inicios se remontan al año 2004/2005 cuando un grupo de vecinos de O Rosal decidió darle protagonismo a una variedad de fruto que solo se producía en el pueblo y qué además, identifica a O Rosal.
Los propios vecinos se dieron cuenta que por una razón o por otra, no se le estaba dando a ese fruto el valor que realmente podía tener. Sin duda, fue proyecto romántico llevado a cabo por 33 familias. Además, en su momento, no tuvimos en cuenta la parte ecónomica, la viabilidad del proyecto.
De esta forma, empezamos a ver todos los problemas económicos que conlleva poner en marcha una explotación agraria. Cuando entramos a comercializar los primeros mirabeles, sí que llegamos a cadenas de distribución importantes y a poder vender el fruto pero el consumidor desconocía el fruto y no llegaba a comprarlo. Esto fue un golpe de realidad en el proyecto. Ahí nos dimos cuenta que cualquier proyecto agrario si no se enfoca bien desde el punto de vista comercial no va a tener viabilidad.
En 2013 decidimos pegar un cambio radical y de los 33 socios quedamos 2 manteniendo siempre la misma filosofía. Desde ese momento, nos centramos en abrir el mercado lo máximo posible. Una filosofía clara, todos los productos de la empresa son lo más sostenibles posibles. Intentamos conservar el entorno y producir de manera natural, conservando todos los nutrientes.
El mirabel es un fruto que solo se comercializa durante 3 semanas al año, ¿cómo hacéis para mantener la actividad de la empresa?
La venta en fresco del mirabel, que era la idea principal, son tres semanas y media al año. Esto no es suficientes para vender todo el mirabel. Además, pueden surgir muchos problemas que te pueden hacer perder muchos días de venta. La venta en fresco está bien pero para dar a conocer a la fruta hay que actuar e innovar para sorprender. Por eso producimos productos derivados del fruto como cerveza, mirabel en almíbar, mermeladas, tartas…
¿Toda la elaboración es artesanal?
Hacemos una selección de mirabeles para cada producto elaborado. Confiamos en una empresa de Pontevedra que lleva a cabo los procesos de elaboración de esos productos derivados. Cuida mucho su proceso de elaboración, todo ecológico y bio. Además, las materias primas son bastante rebuscadas para crear un producto final que pueda sorprender al consumidor.
¿Cuál es el punto exacto del Mirabel para realmente disfrutar de un buen mirabel?
Nosotros hacemos mediciones en campo. Medimos cantidad de azúcar, hacemos medias y podemos recolectar en determinadas fincas aquel mirabel que sabemos que está en su mejor punto para un determinado producto o fin. Son criterios de calidad que vas adquiriendo con la experiencia y te va dando información para mejorar.
¿Cómo recibes la noticia del premio bbva?
Recibí la noticia telefónicamente y en un momento personal muy malo para mí. En esa semana me llaman por teléfono desde la organización del premio para comunicarme que me concedían el premio. Nos sorprendió mucho porque somos una empresa pequeña con un producto muy novedoso y nunca pensamos que el jurado se iba a fijar en nosotros.
¿Cómo ha afectado a las ventas este año tan atípico?
Nos pasó factura porque cuando todo se cerró las personas dejaron de consumir productos gourmet. Como son productos de la alimentación, una vez superado el miedo al covid no fuimos de los sectores más afectados. Fue el motivo de que pusiéramos en marcha la página web.
¿Cómo enfocáis las ventas cara al 2022?
Fundamentalmente, seguimos apostando por aquellos mercados que apuestan por la calidad. Después de la pandemia se consume más producto local y de proximidad. Además, seguimos creyendo en nuestra filosofía llegando con fruta de calidad al mercado gourmet. También queremos crear una segunda marca biobel para llegar a un mercado mucho más amplio y a un precio competitivo. Al final, para poder viabilizar la empresa hay que cubrir todos los canales de distribución.